domingo, 7 de abril de 2024

Dos tormentas

Las tormentas son fenómenos naturales con mucho viento y lluvia fuertes que pueden causar daños. Cuando se avecinan tormentas se toman precauciones o se mueve uno a lugar seguro. Pero cuando se está en altamar el clima puede cambiar súbitamente y una tormenta puede ser mortal. 

En la Biblia se menciona dos casos de dos tormentas. La primera es en el libro de Jonás. Vemos ahí como Jonas se sube a una embarcación buscando desobedecer a Dios y en altamar una fiera tormenta casi hunde el barco. La segunda es en el nuevo testamento cuando los discípulos estaban cruzando un lago junto a Jesús y se desató una tormenta que casi destruye la nave (Mateo. 8.23-27)

En el caso de Jonás cuando la tormenta se desató se dice que cada uno en la nave comenzó a clamar a su dioses. Pero ninguno respondía. Es entonces cuando buscan a Jonás que estaba dormido y le dicen que clame a su Dios pero Jonás sabía que no podían hacerlo porque estaba desobedeciendo a Dios y esa tormenta era su culpa. Finalmente cuando se descubre que era su culpa la solución fue arrojarlo al mar. 

En el caso de los discípulos cuando se desató la tempestad aquello era tan fuerte que temieron por sus vidas. Jesús dormía. Allí había dos discípulos que sabían navegar, Pedro y Andrés, porque eran pescadores y en algún momento habrían tenido que lidiar con mal tiempo. Pero aquella tormenta parece que superaba sus capacidades. Había que despertar al Maestro.

En ambos casos Jesús y Jonás estaban dormidos. A veces me pregunto si es que Jesús tenía el sueño demasiado pesado o estaba muy cansado para mantenerse dormido en una tormenta que de seguro estaba bamboleando la embarcación como un caballo salvaje salta en un rodeo. Jonás al parecer también tenía el sueño pesado. 

La tormenta de Jonás era provocada por su desobediencia. No fue hasta que se descubrió eso que entonces lo lanzaron fuera del barco y se calmó el mar. Hay tormentas que son causadas en nuestras vidas por nuestras propias acciones y no es hasta que tomemos medidas correctivas que no se van a solucionar. 

La tormenta en el lago donde navegaba Jesús era natural. No fue hasta que clamaron a Jesús que el intervino y se calmó el asunto. Pero curiosamente el regañó a los discípulos por su falta de fé. ¿Porque tenían miedo? El estaba allí. Esa barca podría moverse como gelatina pero no se iba a hundir porque allí estaba Jesús. Es como las películas de héroes que en un momento el héroe está en apuros y uno piensa, "no le va a pasar nada, él es el héroe"

Hay que identificar la causa de nuestra tormenta. Si es por algo que hallamos hecho debemos rectificar y orar con arrepentimiento. Si es necesario hacer lo que sea necesario para arreglar con otras personas. Si la tormenta es por un asunto fuera de nuestro control hay dos acciones a seguir. Podemos esperar a que pase y maniobrar para no hundirnos. También orar y buscar ayuda de Dios.