domingo, 30 de octubre de 2022

Limpieza interna

¡Fariseo ciego! Limpia primero lo de dentro del vaso y del plato, para que también lo de fuera sea limpio. (Mateo 23: 26)

Muchas veces leemos el texto de Jesús hablando a los fariseos y se la aplicamos a gente que actúan como fariseo pero la realidad es que ese texto nos habla todos nosotros. La orden de limpiar lo de afuera y lo de adentro se la estaba dando los fariseos porque ellos solamente se están enfocando en un solo aspecto. ¿Pero cuántos de nosotros nos comportamos como fariseos?

 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia. Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad. (Mateo 23:27,28)

Reflexionemos sobre nuestras vidas y pensemos cuántas veces no hemos hecho cosas que hemos escondido. Recordemos y reflexionemos En cuántas ocasiones hemos hecho daño y no hemos pedido perdón. Cuántos de nosotros no vivimos una vida de apariencias y la gente nos hace como que somos unos santos cuando en realidad somos gente llenas de odio envidia e ira por dentro.


El jabón se inventó hace miles de años atrás para limpiar ropa y luego la gente comenzó a usarlo para limpiar su piel. Pero así como el cuerpo acumula sucio en la piel dentro de nuestros cuerpos también se generan impurezas que deben ser expulsadas. Hablamos de limpieza del cuerpo y para eso existen estrategias como el ayuno, dietas especiales y la ingesta de algunos remedios para expulsar impurezas del cuerpo. 

Pero hay otras impurezas que también debemos sacar. Las impurezas se acumulan en el corazón y nos infectan espiritualmente. 

Por tanto, desechando toda malicia y todo engaño, e hipocresías, envidias y toda difamación, (1 Pedro 2:1)

Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. (Efesios 4:31)

Para fuera del cuerpo se hizo el jabón y para el interior están las dietas y suplementos. Pero para el alma y el corazón lo único que lo limpia es el Espíritu de Dios. Para limpiar lo que tenemos sucio adentro no lo podemos hacer nosotros mismos solo Dios puede limpiar un corazón contaminado. Pidámosle a Dios qué nos ayude a limpiarnos por dentro. Pidamos al Espíritu Santo que nos llene y saque de nosotros toda impureza.