martes, 16 de febrero de 2016

Sastrería homilética: Predicaciones a la medida


Entonces acercándose sus discípulos, le dijeron: ¿Sabes que los fariseos se ofendieron cuando oyeron esta palabra? Pero respondiendo él, dijo: Toda planta que no plantó mi Padre celestial, será desarraigada. Mateo 15:12, 13
Jesús fue un hombre que se caracterizó por decir cosas que cambiaban y cosas que molestaban.

Cuando uno examina a las personas que escuchaban el mensaje de Jesús vemos dos grupos, un grupo que lo seguía porque estaba entusiasmado con el mensaje que predicaba y otros grupo que lo seguía para criticar cualquier cosa que dijera.

Hace un tiempo atrás el Rev Manuel Zúñiga dijo en un mensaje que la Palabra de Dios hace dos cosas: o cambia o enoja.

Hoy día tenemos un fenómeno en los altares de predicadores y pastores que no quieren predicar como Cristo predicaba. Son predicadores que quiere que el mensaje sea suyo en vez de Dios y lo ajustan para que a la gente le guste.

El mensaje de Dios es uno y si uno mira desde el Antiguo Testamento y el Nuevo verá que la mayoría de las veces el mensaje de Dios no provocaba aplausos o elogios. La mayoría de los profetas en el AT vivían solos y fueron perseguidos. Juan el Bautista fue decapitado por decir las cosas como la veías. Todos los apóstoles terminaron siendo asesinados por predicar el mensaje de Cristo.

Pero ¿que vemos hoy día? Predicadores que atraen multitudes y pastores de mega iglesias. hasta estacioens de radio y televisión tienen y atraen mucha gente. ¿Sería así si predicaran la palabra de acuerdo a como está escrita?

La Palabra de Dios se hizo para ser predicada tal y como está. El efecto en el oyente lo provoca Dios no el predicador. Arreglar un mensaje para que suene bien o para evitar ofender es hacer sastrería homilética y eso es algo que a Dios no le agrada.

Hay que predicar la Palabra como Dios mandó sin quitarle ni añadirle. Tal vez alguna gente se vaya pero la que se quede es a la que Dios quiere.



No hay comentarios:

Publicar un comentario