domingo, 11 de septiembre de 2016

Socorro de lo alto

Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, Que hizo los cielos y la tierra.
Salmos 121:1-2

Hace un tiempo atrás cuando estudiaba en la UPR de Cayey tuve que tomar un curso de historia de la Guerra de Vietnam. Como parte del curso tuvismo que ver muchas películas, leer historias y ver grabaciones y fotos que se hicieron en lugares de combate al momento. En la mayoría de las imágenes y películas que veíamos se veía un elemento que se repetía, el helicoptero Bell UH-1N. Para los veteranos de esa guerra era conocido como el Huey (prununciado "jíui").

El Huey era un helícoptero muy versátil. Se usó como nave de busqueda y reconocimiento, transporte y rescate. Algunos estaban equipados con armas. Pero los que se usaban para evacuaciones y rescates eran los helicopteros que mejor recuerdan los que en algún momento tuvieron que ser evacuados o rescatados en algún momento. Toda guerra es traumática pero la de Vietnam fue una de las más traumáticas en la historia de EEUU. En medio de un combate los vietnamitas tenían la habilidad de aparecer y desaparecer por medio de su red de túneles. Casi siempre emboscaban a las unidades y era un infierno para los soldados verse de repente rodeados de fuego enemigo. En muchas ocasiones soldados eran heridos y requerían atención médica inmediata. En otros casos cuando el fuego enemigo era abrumador y se estaba en una terrible desventaja. Ahí era cuando se pedía rescate. Ahí era cuando llegaban los Hueys.

Tuve la oportunidad de hablar con un veterano de esa guerra y me contó que ver un Huey era como "ver la gloria". Era un alivio saber que se iba a ser rescatado y se iba a salir del combate vivo. En el momento que se pedía rescate se despachaban los Hueys a la localización. Escuchar el sonido del rescate era un alivio que llenaba de esperanza a los soldados heridos y a los que necesitaban rescate para poder ser evacuados. El Huey era la salvación.

En el salmo 121 el salmista se hace una pregunta, "¿de donde vendrá mi socorro?". Pedir socorro es cuando se está en una situación desesperante de extrema necesidad, como la que vivieron miles de soldados en la guerra de Vietnam. Solo alguien que ha estado en una situación de desesperación sabe. Pero el salmista se contesta a sí mismo "Mi socorro viene de Jehová".

Para los soldados que vivieron la experiencia de tener que ser rescatados el socorro venía del cielo. Nuestro socorro también viene del cielo. Nuestro socorro viene de lo alto y es más seguro.

Ora y espera...

Lindo día.

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