jueves, 7 de enero de 2016

Una persona intelectualmente honesta es agnóstica no atea

Cuando se habla sobre la existencia de Dios se está asumiendo la existencia de un Ser superior a todo los que existe y que es la fuente de todo lo creado.

Yo como creyente creo en Dios porque se me ha enseñado así pero luego cuando estudié y aprendí lo que es razonar miré ambos lados del asunto. Hubo un momento en que me cuestioné la existencia de Dios. Pero al estudiar y examinar argumentos de un lado y otro y mirar que la posibilidad de que todo lo que existe haya sido creado por un ente inteligente y superior es más probable que la posición que dice que las cosas surgieron por azar o casualidad mi fe quedó renovada.

Una persona intelectualmente honesta no dará por cierto nada en absoluto. El decir algo con absoluta certeza es afirmar porque se probó más allá de toda duda razonable eso. Por ejemplo yo puedo decir con toda certeza que hay una Ley de Gravedad porque la he experimentado y todo lo que sube baja. En lo que se refiere a conceptos abstractos o entidades la certeza se obtiene o no dependiendo del peso de la prueba en favor de eso.

Aunque para mi Dios es real si yo fuera una persona que no creyera en Dios no podría decir con un 100% de certeza que no existe Dios porque mientras haya una muestra de orden o vestigio de diseño como se puede observar en las cosas en la naturaleza no puedo descartar la existencia de alguien superior.

Mirando el orden que se observa en la naturaleza, y las leyes que la rigen es más lógico inferir que todo es producto de un ente superior y en caso de no estar seguro entonces mantenerse neutral. Una persona intelectualmente honesta asumirá el agnosticismo no el ateísmo.

El agnosticismo es la posición intelectual que ni afirma ni niega la existencia de Dios. La pone en duda pero no la descarta. El ateísmo en contraste niega la existencia de Dios, es una posición firme y categórica. En el mundo de la ciencia cuando algo no es probado pero se sospecha de su existencia se asume una posición neutral, lo mismo en el mundo académico. Una persona intelectualmente honesta no afirma ni niega algo de lo que no haya estudiado y esté plenamente convencido. Una persona intelectualmente honesta es agnóstica no atea.

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