martes, 12 de enero de 2016

La salvación y la misericordia de Dios


Y tú, hijo de hombre, di a los hijos de tu pueblo: La justicia del justo no lo librará el día que se rebelare; y la impiedad del impío no le será estorbo el día que se volviere de su impiedad; y el justo no podrá vivir por su justicia el día que pecare. Ezequiel 33:12


Hace un tiempo atrás una persona me dijo que no consideraba que Dios fuera justo porque permitía que la gente hiciera cosas malas y que a la gente buena le pasaran cosas malas y vice versa. Pero me dijo más aún. Dijo que no podía entender como Dios podía perdonar a una persona que haya hecho mucho daño como un asesino o un violador y permitirle ir al cielo.


Eso se resume en la misericordia de Dios y su justicia. La justicia es darle a cada cual lo que se merece. Dios prometió a las personas que pecaran que morirían (Ezequiel 18:20; Romanos 6:23) y no solo es la muerte física sino la muerte segunda, una eternidad en el lago de fuego y azufre alejados de la presencia de Dios (Apocalipsis 20:14). Para evitar ese castigo Dios proveyó de un medio de salvación, el sacrificio de Jesucristo en la cruz. La persona que acepte a Cristo como su salvador y Señor se salva de la muerte.


Las personas tienen oportunidad de salvarse hasta el último segundo de vida que tengan en su cuerpo como ocurrió con el ladrón e la cruz (Lucas 23:43). No se debe esperar hasta el último momento porque no sabemos cuando y como vayamos a morir por eso se exhorta a aceptar a Cristo ahora (Hebreos 3:7,8). Por otra parte una persona puede pasar toda una vida al lado de Jesús y en el momento en que peque con malicia perder su salvación como le pasó a Judas. No se debe confiar en la justicia o actos de bondad que hayamos hecho porque la salvación no es por obras (Efesios 2:8,9) La muerte puede ser algo repentino o lento y por eso la salvacion debe ser procurada y guardada.


Pero la misericordia de Dios se manifiesta en que aunque una persona haya matado y hecho daño toda su vida si se arrepiente de corazón será salvo. La justicia de Dios se manifiesta en que cuando una persona que siempre ha hecho bien de repente cambia y hace mal puede perder su salvación.


La salvación es cosa seria y debemos cuidarla con temor y temblor (Filipenses 2:12).


Si aun no has aceptado a Cristo como tu salvador, ahora es el momento, no importa cuan malo hayas sido o que piensen o digan los demás. Si ya has aceptado a Cristo y te encuentras pecando también tienes su misericordia a tu disposición.


Cristo te ama.

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